Entrevista a:
Ignacio Lagarda Lagarda
Cronista municipal de Hermosillo
El patrimonio histórico de una ciudad puede transformarla en un destino para el turismo, donde los visitantes disfrutarán no sólo la cultura, las costumbres y la historia, sino las calles, edificios, plazas, monumentos y hasta las condiciones geográficas del lugar, consideró Ignacio Lagarda Lagarda.
El cronista municipal de Hermosillo dijo que cada pueblo, cada comunidad, tiene su propio valor histórico donde la belleza es relativa. Existe el paradigma de que lo antiguo es hermoso y con frecuencia el marketing determina la belleza de un lugar a través de libros, postales o almanaques.
“Pero los lugares no son bellos ni feos, sino que nos gustan o no. Uno puede desear estar en una playa costarricense porque nos han vendido la idea de que son bonitas por la arena blanca, las palmeras y la selva tropical, cuando aquellos quisieran estar en una playa de Sonora por sus peculiares atardeceres, los sahuaros o las rocas volcánicas a la orilla del mar, lo que podría parecer bello para ellos”, comentó.
Lo mismo pasa con los edificios y lugares históricos. Sonora tiene su belleza en el desierto y cuenta con su propio inventario de inmuebles que tienen un valor histórico para los sonorenses, el cual puede ser interesante para los visitantes y estimular la actividad turística. “Hay que amar nuestra historia y su patrimonio, que tienen valor para cada ciudad y son relativamente hermosos para quien no los conoce”, dijo.
Como en todas las ciudades, en Hermosillo la memoria local influye en la identidad y personalidad de la comunidad y es un factor importante para el desarrollo del turismo. Incluso, es probable que el propio turista se convierta en promotor de la ciudad, si primero los hermosillenses nos convertimos en promotores de nuestro patrimonio.
“Tuve una experiencia maravillosa. Un sonorense que radica en Guadalajara me pidió si podía atender a unos visitantes que vinieron de Jalisco. Acepté un poco a regañadientes puesto que no soy guía de turistas y como historiador les di un tour por la ciudad en el Turibus. Les platiqué desde por qué se llama Hermosillo, la historia de los edificios que vimos a nuestro paso y hasta conocieron cómo se hacen las tortillas de harina. Además, conocieron el atardecer de San Carlos, el desierto de El Pinacate y las dunas de Puerto Peñasco y Puerto Lobos. Para ellos fue una experiencia increíble y se fueron encantados, con la promesa de que volverían cada año con familiares”, rememoró.
El turismo es una buena plataforma de desarrollo económico y la historia y la cultura estimulan la actividad. Para convertirse en promotores, lo ideal es que los ciudadanos conozcan la historia de la ciudad y el inventario de los edificios antiguos, el cual ya está expuesto en el libro “Hermosillo a través de las fotos”, de la autoría de Lagarda Lagarda.
El cronista municipal propone que en estos edificios antiguos se coloque una placa electrónica con la referencia del negocio o institución que ahí operó, sus datos históricos y fotografías, para que puedan ser leídos de manera digital mediante dispositivos móviles.
“Ya que sepamos y conozcamos la historia y fotos antiguas de ese edificio, entonces podemos hablar de la ciudad y promoverla entre los propios sonorenses y los visitantes. En Hermosillo tenemos cosas increíblemente curiosas. Por ejemplo, empresas comerciales y textiles que nos hablan de una época industrial, o haciendas alrededor de la ciudad donde se cultivaban productos agrícolas antes de la industrialización de la agricultura en la Costa de Hermosillo”.
Existe un importante patrimonio histórico y cultural que no está siendo aprovechado. Tan sólo alrededor de la Plaza Zaragoza, que se ha vuelto punto de reunión, se desconoce la historia y anécdotas de la Catedral y los edificios de Gobierno. Los pueblos cultos son los que tienen turismo y lo explotan, reiteró. Alrededor de esta plaza no hay servicios, hospedería ni restaurantes, lo que inhibe el desarrollo de la actividad.
Además, la cultura ahuyenta a los delincuentes, agregó. Está comprobado en la calle No Reelección, donde un grupo de muchachos empezó a promover su arte con murales y pequeños cafés. Ahora ya es un punto de atracción en la ciudad, creado por la sociedad civil sin intervención del gobierno.
La Plaza Hidalgo tampoco está aprovechada al máximo con todo lo que hay alrededor, como el edificio de la Barra Hidalgo y el del Gandarita, y donde artistas y vendimia podrían tener buen escenario. “Hay mucho patrimonio para poder escrutar este filón de visitantes. Tenemos norteamericanos, ahora hay que preguntarnos ¿por qué nosotros sí podemos ir hasta Chiapas y por qué los chiapanecos no vienen a las playas y ciudades de Sonora?”, cuestionó.
Ignacio Lagarda es un hombre cosmopolita, visionario y lleno de propuestas para mejorar la ciudad. Una de ellas es que se considere a la Historia como base del mejoramiento de la actividad turística: capacitar a los guías de turistas para que trasciendan las anécdotas que cuentan y ampliar la ruta del Turibus.
Además, desarrollar y promover como puntos turísticos el Museo de la Tortilla, el Acueducto de Cal y Canto y el Camino del Caracol, entre otros, donde, además de rescatar la historia y patrimonio de la ciudad para beneplácito del turismo, se pueden desarrollar negocios interesantes.
Fotografías tomadas del libro: “Hermosillo a través de las fotos 1852-2012”, Ignacio Lagarda Lagarda y Fernando Herrera Gil.
COMENTARIOS