Actividades extracurriculares: Confianza, carácter, pero ante todo felicidad

Actividades extracurriculares: Confianza, carácter, pero ante todo felicidad

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Entrevista a:
Gabriel Valdez Rascón
Coordinador de Deportes en el Instituto Mexicano Americano de Relaciones Culturales

Las actividades extracurriculares ayudan a desarrollar la confianza de los niños en sí mismos y se convierten en una especie de entrenamiento para adquirir habilidades que los ayudarán a enfrentar distintas situaciones durante su desarrollo. Sin embargo, la prioridad para el Instituto Mexicano Americano de Relaciones Culturales (IMARC), es que los estudiantes sean felices, “partiendo de allí, podemos conseguir los resultados que queremos”, afirmó Gabriel Valdez Rascón.

El Coordinador de Deportes explicó que los juegos de conjunto y las distintas disciplinas deportivas inculcan y fortalecen virtudes como la fortaleza, tolerancia, respeto, disciplina, honestidad, trabajo en equipo, liderazgo y escucha, que ayudan a los menores a ser más independientes y a tomar buenas decisiones ante situaciones que presentan mayor grado de complejidad.

Con ello se cultiva también una actitud ante la vida, porque se va puliendo el carácter de los niños, entendido como el conjunto de habilidades y de conocimientos necesarios para resolver situaciones difíciles. “Hay niños que no toleran la presión en un partido de futbol, se frustran y lloran, pero poco a poco van aprendiendo que la vida no siempre nos va a dar triunfos y que en ocasiones habrá tropiezos. En términos generales, el área de deportes enseña a los pequeños a ser fuertes, persistentes y consistentes para que cuando llegue una situación difícil ellos puedan salir adelante”, reiteró.

En este sentido, es de suma importancia que los padres de familia compartan el objetivo con la escuela para evitar que el niño entre en conflicto cuando desarrolla alguna actividad deportiva. Por ejemplo, un propósito del instructor escolar puede ser que el niño cuide bien su portería, que no pase rodando una pelota de béisbol o que no encesten en un partido de basquetbol; en este caso, los papás no deben pedir al niño que meta goles, enceste o haga un jonrón porque tendrá dificultades para tomar una decisión. En primera instancia, el menor debe disfrutar y divertirse, insistió.

“Alrededor de 460 alumnos del IMARC practican actividades deportivas y culturales en la institución; no todos tienen las mismas habilidades ni adquieren el conocimiento de la misma forma. Unos son inquietos, otros son tranquilos y hay muchos factores que afectan, pero a final de cuentas los estamos preparando para que cuando entren a la secundaria tengan más herramientas de cómo sobrellevar situaciones que son más complicadas. En ese nivel los alumnos ya no están tan apegados a los maestros ni a los padres de familia y toman más decisiones solos”, explicó.

El Coordinador de Deportes dijo que cuentan con cuatro etapas en el área deportiva: Multidisciplinaria o etapa cero, donde los niños de preescolar y de primer grado practican futbol, béisbol, actividades lúdicas, recreativas y básquetbol. Se estimula en mayor medida la convivencia y los niños van conociendo opciones para posteriormente, según sus habilidades, encauzarlos al deporte que prefieran. Luego viene la Etapa 1, en la que reciben los fundamentos básicos de cada uno de los deportes; Etapa 2, donde realizan actividades precompetitivas, y Etapa 3, ya con mucha actividad de competencia.

El área de deportes coadyuva para que los niños o adolescentes tengan un carácter fuerte porque la práctica exige el cumplimiento de reglas y les ayuda a ser más tolerantes, aprenden a perder sin frustración. Todas estas actividades son un ejercicio para enfrentar la vida y les ayudan a sobreponerse de situaciones difíciles. Aprenden que algo no estuvo bien hecho o algo faltó y significa que deben preparase mejor para la siguiente. Por esta razón, consideró correcto que los padres de familia busquen dónde inscribir a sus hijos, siempre y cuando encuentren la actividad que les guste y que los haga felices.

El objetivo de las actividades extracurriculares, sean deportivas o culturales, es el fortalecimiento de la educación formal para que los niños adquieran habilidades que les permitan convertirse en buenos ciudadanos, concluyó.

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