Antes que todo, ¡una buena presentación!

Antes que todo, ¡una buena presentación!

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Entrevista a:
Esmeralda Cambuston
Coach en Desarrollo Humano, Empresarial y Personal

Una buena presentación incluye calidad y calidez de trato como ser humano, aspectos estrechamente ligados con la imagen de la empresa. Por ello, cuando se trabaja para mejorar la presentación de las personas, hay que ocuparse de la imagen interna y la externa, afirmó Esmeralda Cambuston, Coach en Desarrollo Humano, Empresarial y Personal.

La imagen interna tiene que ver con las expresiones de la gente, lo que proyectan con una mirada, con una sonrisa, o la ausencia de gestos amables. Detrás de una actitud negativa, de un mal genio, de una cara cerrada o de un gesto carente de amabilidad hay una historia complicada y es necesario atender esa parte emocional, siempre y cuando la empresa lo permita y la persona lo quiera.

Esmeralda Cambuston gusta de conocer el desempeño del personal en un ambiente de trabajo antes de empezar su asesoría, para detectar situaciones que requieran su intervención en cuanto a imagen interna y externa. Ello le permite establecer una comunicación con las personas, de tal manera que no se cierren emocionalmente y estén receptivas cuando llegue el momento de hacer sugerencias.

Luego viene el trabajo con la imagen externa. Los colaboradores lo disfrutan porque se trabaja de una manera dinámica y porque en ocasiones la empresa otorga un presupuesto para vestimenta y aprendan qué se pueden poner y qué no.

Son cambios y la persona debe ser sensible a que trae puesta una marca: la empresa que le da su respaldo, porque además de darle empleo está invirtiendo para que crezca y mejore como trabajador y como persona.

Los colaboradores aprenden a vestirse adecuadamente, la parte de afuera, pero también asimilan conocimientos para mejorar su calidad humana: cómo conectar con la mirada, con un buen apretón de manos, con el trato, los movimientos o los gestos. Es una proyección más efectiva que sólo la que otorga la ropa.

Todo viene desde la decisión y el hacer. El hacer es poder. “Yo puedo querer, pero si no hago, no logro. En cambio, si decido, hago y entonces se logran resultados. Yo les pregunto: ¿quieres? Al responder que sí, ahí toman la decisión, ahora falta hacerlo. Es cuando pasamos a las acciones que tienen que realizar en todos los ámbitos en que vamos a trabajar para lograr una buena presentación”.

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